Estructuralmente la novela está dividida en tres partes y un apéndice.
La primera parte lleva por título “Encuentro en Nueva Inglaterra” y en ella se relata la historia y aventuras de los dos protagonistas del encuentro, Thomas Tew y Agag Riddilimpore. Agag, después de leer en Londres los dos volúmenes de la Historia general, se embarca rumbo a Newport y visita al capitán Tew dándose a conocer como hijo natural del capitán Misson, fundador de la mítica república de Libertalia y de la que se supone que el propio Thomas Tew fue nombrado almirante. Se supone y nada más, porque Thomas Tew está dispuesto a negarlo todo: la existencia de Misson, de su lugarteniente Caraccioli y de la misma república de Libertalia. Se inicia entonces un enconado diálogo entre los dos personajes que termina con un pacto entre caballeros, merced al cual cada uno le narrará al otro su historia. El tono del viejo lobo de mar, irónico, cínico y escéptico, configura un personaje potente y carismático en notable contrapunto con el joven Agag, de carácter más retraído, ingenuo y sentimental.
En la segunda parte, titulada “El manuscrito de La Rochelle”, aparece la transcripción del diario del capitán Misson (en el que se cree que se inspiró Johnson-Defoe) y la aventura de la fundación de Libertalia que, finalmente, el anciano capitán Thomas Tew (quien, evidentemente, conoce toda la verdad acerca de la república) ha accedido a entregar a Agag en su lecho de muerte a condición, eso sí, de que abandone Nueva Inglaterra y regrese a su Badagara natal. Y es esta segunda parte la única de la novela que se ciñe al guion de lo narrado por Johnson-Defoe en la Historia general, aunque con un vuelo más amplio de la imaginación en pos de una puesta en escena romántica y novelesca. Tras la lectura del manuscrito, queda aclarada la filiación de Agag como hijo del capitán Misson. Sin embargo, en torno al capitán y a la realidad de Libertalia siguen existiendo considerables lagunas que decidirán a Agag, finalmente, a fletar un barco y partir “En busca de Libertalia”, título de la tercera parte, donde se propone un final algo distinto del propuesto en la Historia general. No obstante, se trata de un final abierto. Por eso el apéndice.
Escribir Libertalia ha sido para mí una experiencia apasionante que, sin embargo, me ha planteado un debate constante entre la esperanza y el escepticismo (aún sin resolver, por cierto). El final abierto (al que había recurrido) me parecía insatisfactorio y frustrante, pero tampoco me convencía un final negativo donde quedase demostrada la inexistencia de esa república, que era lo que me dictaba la perversidad de la lógica. No, después de tantos anhelos y aventuras vividas de la mano de mis protagonistas, el corazón me pedía encontrar Libertalia, planteando su hallazgo claramente, eso sí, como final novelesco. Así que cuatro o cinco meses después de terminar de escribir la novela añadí el apéndice, que ofrece al lector (y a mí misma) un final feliz.
Personajes antagónicos, Agag y el capitán Tew, pero también complementarios. Agag, exótico, joven y “puro”, ingenuo, soñador e idealista. El capitán, viejo y decrépito, demasiado aficionado al ron, escéptico, irreverente, contradictorio, terriblemente irónico y sarcástico, pero sincero. Dicho así, suena todo muy tópico. Sí, quizá el primer capítulo de Libertalia, el que describe el encuentro, tenga un aire bastante tópico y los personajes recuerden demasiado a Jim Hawkins y a John Silver el Largo, los inolvidables protagonistas de La isla del tesoro. Pero, honestamente, creo que se trata de una falsa impresión, probablemente inducida por la huella indeleble que tanto Jim como el viejo John el Largo han impreso en nuestro imaginario colectivo. Sí, creo que Agag y el capitán Tew terminan por despegarse del tópico y que, a través de las páginas de Libertalia, llegan a convertirse en personajes plenos que le deben poco a los estereotipos.
Sin embargo, Mangi Ram, como Agag, es solo él. El dalit, el intocable. Nació para sustituir al capitán Tew como contrapunto de Agag. Y, de paso, para ahondar en el debate sobre la libertad, verdadero trasunto filosófico de esta novela.
ÍNDICE
LIBRO PRIMERO. Encuentro en Nueva Inglaterra
I. De cómo un viejo caballero de fortuna que ni siquiera existe
recibe en su casona solitaria de la costa de Nueva Inglaterra
la visita misteriosa de un desconocido en la noche de difuntos
del año de gracia de 1728
II. De cómo Agag Riddilimpore, oriundo de Badagara, refiere al
capitán Tew el relato de su vida
III. De cómo el capitán Thomas Tew se dispone a cumplir con su
parte del trato y ofrece a Agag la relación de aventuras de su
primera juventud
IV. De cómo Thomas Tew se convirtió en pirata de los mares índicos
LIBRO SEGUNDO. El manuscrito de La Rochelle
V. De cómo Agag Riddilimpore da comienzo a la lectura del misterioso
manuscrito entregado por el capitán Thomas Tew a
las mismas puertas de su muerte
VI. De cómo el llamado Capitaine, Lord Conservador de la
República de Libertalia, decide dar cuenta escrita de algunos
pormenores sobre su vida y la fundación del lugar
VII. De cómo Agag Riddilimpore termina de leer la primera parte
del manuscrito, diserta con Mangi Ram sobre la libertad y los
sueños, recibe noticias de Edward Wallace y urde un plan
VIII. De cómo el Capitaine narra su encuentro en aguas índicas
con el pirata Thomas Tew, así como los viajes de ambos al
mar Rojo y a las costas de Malabar
LIBRO TERCERO. En busca de Libertalia
IX. De cómo Agag Riddilimpore reflexiona sobre lo leído y habla
de ello con su amigo Edward y con Pradhi Ramani, su secretario
X. De cómo el Gamboa se hace a la mar en busca de Libertalia
APÉNDICE
I. Acerca de la historicidad de Libertalia
II. Al fin, Libertalia
De la llegada del Gamboa a la costa norte de Madagascar
Los personajes
Así imaginó el ilustrador Howard Pyle un posible encuentro entre el pirata Thomas Tew y el gobernador de Nueva York
Toda la estructura de Libertalia como novela gira en torno al encuentro de los dos personajes protagonistas, Agag Riddilimpore y el capitán Thomas Tew (el único personaje real de la novela). Es más, sin ese encuentro en Nueva Inglaterra, que constituye el punto de partida además de su principal acorde argumental, no habría novela. Y la novela en sí misma no es sino el diálogo en presente entre los dos personajes, a lo largo de la primera parte, y el eco de ese diálogo en la segunda y tercera parte.
El capitán Thomas Tew según un grabado de la época
La Amity, la pequeña balandra capitaneada por Tew
La bandera de Thomas Tew
Los exóticos escenarios de Badagara, en el sur de la India, de donde procede Agag Riddilimpore, animan algunas páginas de Libertalia
Más acartonados resultan el capitán Misson, el Capitaine (de quien ni siquiera conocemos el nombre de pila), y el exfraile Caraccioli. Pero es que ellos pertenecen al mito. Son leyenda, personajes de crónica puesta en entredicho, atrapados en las páginas de un manuscrito, sin presente ni futuro. No son reales (o quizá sí), pero, en cualquier caso, sus identidades y sus acciones obedecen al estricto guion transcrito en la Historia General.
Grabado que representa a la Victoire, la fragata que llevara al capitán Misson y al exfraile Caraccioli hasta las costas de Madagascar
Duelo entre piratas, obra de Howard Pyle
El resto de los personajes son circunstanciales. Pott, Rannapamshura, Samu, Tatá, Edward Wallace, los primos Mike y Tom, Mayawati, Bhagayamshura, el capitán João Fernandes…
Portada de la edición checa de un libro sobre Libertalia